Fueron sepultados tras la segunda invasión inglesa en lo que en ese entonces era la huerta del Convento de Santo Domingo
Cientos de soldados británicos y argentinos fueron enterrados al término de la segunda invasión inglesa, en 1807, bajo lo que hoy es el Pasaje 5 de julio, que en ese entonces era la huerta del Convento de Santo Domingo.
Tras sitiar Buenos Aires, el 5 julio de 1807 miles de soldados ingleses marcharon en 12 columnas desde la Plaza Miserere hacia el fuerte. La estrategia fue un fiasco y la heroica resistencia cívico-militar no tardó en imponerse. El Convento de Santo Domingo fue el último lugar en el que se atrincheraron las tropas británicas.
El convento fue tomado y la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario fue saqueada. El templo todavía alberga unas banderas británicas que el capitán Santiago de Liniers y Brémont le había dado a los dominicos tras la primera invasión, en 1806.
Con Liniers al mando, los defensores de la ciudad ocuparon la casa de Francisco de Telechea, en Defensa y Moreno, desde donde dispararon hacia la única torre que en ese momento tenía la iglesia, en el lado este.
En la torre todavía se pueden ver una serie de tachas de madera que fueron colocadas en los agujeros que dejaron los cañonazos. Las pusieron en 1836 para preservar el campanario y recordar la histórica defensa de la ciudad.
Pese a que les habían ocupado el convento y la iglesia, los dominicos generosamente donaron su huerta para que enterraran los cuerpos de los soldados ingleses y buena parte de los argentinos muertos en combate. Siempre se habló de entre 2.700 y 3 mil cuerpos, pero la cifra sería menor.
La huerta fue expropiada en 1822 tras la reforma eclesiástica de Bernardino Rivadavia, entonces ministro de Gobierno de Martín Rodríguez. Por allí levantaron un pasaje, que primero se llamó Sarandí y luego fue rebautizado con la fecha en que se frenó la avanzada inglesa.
Aunque muchos creen que los cuerpos todavía siguen allí, los restos fueron removidos y trasladados a varios cementerios durante la construcción del pasaje, que dividió al convento en dos.
La basílica alberga otro pasaje importante de la historia argentina: en el atrio de la Iglesia está la tumba de Manuel Belgrano, depositado el 20 de junio de 1920 en una sencilla losa que llevaba la inscripción "Aquí yace el general Belgrano".
El mausoleo fue levantado 83 años después, a metros de la avenida Belgrano. La base está hecha con mármol de Carrara y las estatuas que están a los costados simbolizan el pensamiento y la acción, respectivamente.
La cinta que tiene uno de los cuatro ángeles que sostienen el féretro dice "Studis Provehendis", que en latín significa "proveedor de estudios". La frase alude a las cuatro escuelas que se construyeron con los 40 mil pesos con los que Belgrano fue recompensado por sus victorias militares.
Crédito: Nicolas Stulberg / Infobae
Muy buen dato. Siempre es bueno saber sobre las invasiones inglesas.
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