martes, 12 de febrero de 2019

Los anillos de Saturno en vías de extinción

Un impresionante sistema de anillos tiene Saturno, el sexto planeta de nuestro sistema solar, cuyo brillo es de tal magnitud que puede ser visible desde la Tierra.

En su mayoría, esos aros son trozos de hielo de agua que varían en tamaño desde granos de polvo microscópicos hasta cantos rodados de varios metros de ancho, según los expertos.

Un fenómeno que preocupa y ocupa a la comunidad internacional es el referido a la desaparición de estos, los cuales se encuentran a más de 280 mil kilómetros del segundo cuerpo celeste en tamaño y masa después de Júpiter.

Los expertos de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), de Estados Unidos, señalan que una lluvia polvorienta de más de 10 mil kilogramos de material provenientes de los anillos cae sobre Saturno cada segundo.

En ese hecho incide un bombardeo constante de luz ultravioleta (UV) del Sol y pequeños meteoros, apuntaron.

Según explicaron, cuando suceden esos encontronazos, las partículas de hielo se vaporizan, creando moléculas de agua cargadas que son capturadas por el campo magnético de Saturno y caen sobre él, quemándose en la atmósfera.

Al decir de James O'Donoghue, del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland (Estados Unidos), esta 'lluvia de anillos' lleva una cantidad de agua que podría llenar una piscina de tamaño olímpico en media hora.

Para los estudiosos de la agencia espacial estadounidense, si cada segundo representa la pérdida de alrededor de tonelada y media de hielo de agua, los anillos desaparecerán por completo en 300 millones de años.

Sin embargo, la sonda no tripulada Cassini ofreció un diagnóstico diferente antes de entrar en el campo gravitacional de Saturno para siempre en 2017. La nave encontró que la carga que caía hacia la superficie del planeta era mucho más pesada de lo previsto.

Esa realidad propició que los científicos realizaran otro cálculo. Según su tesis, en vez de 300, les quedaban únicamente 100 millones de años de vida.

Aunque el segundo planeta en tamaño y masa después de Júpiter, con más de cuatro mil años de existencia, es reconocido por el brillo que emanan sus anillos, lo cierto es que nacieron después del nacimiento del planeta, hace 4.5 billones de años.

Los astrónomos estiman que, desde la formación del cuerpo celeste, esas espectaculares argollas, no son tan 'viejas', pues sólo han existido por un periodo de 100 a 200 millones de años.

ALGUNOS PORMENORES DE LOS ANILLOS

El primero en observar los anillos de Saturno fue Galileo en 1610, pero la baja inclinación de los mismos y la insuficiente resolución de su telescopio le hicieron pensar en un principio que se trataba de grandes lunas.

Con mejores medios de observación, Christian Huygens los pudo observar con claridad en 1659.

Sin embargo, James Clerk Maxwell demostró matemáticamente en 1859 que los anillos no podían ser un único objeto sólido sino que debían ser la agrupación de millones de partículas de menor tamaño, las cuales giran a una velocidad de 48 mil kilómetros por hora (km/h), 15 veces más rápido que una bala.

El cuerpo principal del sistema de anillos de Saturno incluye las brillantes argollas A y B, de escasa opacidad. Hay una distancia entre una y otra de cuatro mil 800 kilómetros: la división de Cassini, región relativamente transparente, aunque no vacía en absoluto.

A esa relación se une el anillo C, más débil y menos opaco, que queda dentro del borde interior del B. Tiene un grado de opacidad comparable al de la división de Cassini. El todavía más débil anillo D queda dentro del C.

Las instantáneas con alta resolución, tomadas por las sondas espaciales Voyager y Cassini, aportaron la existencia de tres aros muy pálidos: E, F y G, que quedan fuera del A. Sin embargo, los principales, según los especialistas, son A, B y C, que miden unos 275 mil kilómetros de anchura anular.

UNA INCOGNITA DESPEJADA POR LOS ANILLOS

Muchas son las expectativas por conocer la duración de un día en Saturno, y esa pregunta se encargaron de responderla los anillos.

Teniendo en cuenta el campo magnético, la misión Voyager en 1981 señaló que el día en Saturno duraba 10 horas con 39 minutos y 23 segundos. Sin embargo, no eran unos datos exactos, ya que Cassini comprobó que se obtenían resultados aproximados de entre las 10:36 y las 10:48 horas, pero no con exactitud.

Una investigación liderada por Christopher Mankovich, estudiante graduado en Astronomía y Astrofísica en la Universidad de California, señala que el problema del planeta es que no tiene una superficie sólida con puntos de referencia para mirar directamente cómo da una vuelta.

Por eso, utilizando otros factores, además del campo magnético, el equipo determinó que el tiempo que utiliza Saturno en un recorrido sobre sí mismo es de 10 horas, 33 minutos y 38 segundos.

Los investigadores usaron ondas en los anillos para mirar dentro del interior de Saturno, y sacaron esta característica fundamental del planeta, por lo que es un resultado realmente sólido, afirmó la responsable del proyecto Cassini, Linda Spilker, en un comunicado divulgado por la NASA.

alb/rml

*Periodista de la redacción de Ciencia y Técnica de Prensa Latina.
Por Reina Magdariaga Larduet* La Habana, (PL)

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