El 1 de Marzo de 2011, el partido 863º de Ryan Giggs con el Manchester United acabó igual que lo había hecho el primero hace exactamente veinte años: con derrota. Con todo, aunque el Chelsea se limitó a reproducir ante la leyenda de los Diablos Rojos la misma ofensa que le había infligido el Everton a un delgaducho de 17 años el 2 de marzo de 1991, hay una cosa que no acaba de cuadrar en el resultado registrado en Stamford Bridge. Y es que al fin y al cabo, si hay algo que Giggs ha ido perfeccionando durante estas décadas, es el arte de ganar.
Así lo expresó José Mourinho, en su particular homenaje al incombustible extremo de 37 años: “La prueba está en las medallas”. Desde luego, la colección de metales triunfales que cuelgan del cuello de Giggs (11 de la Premier League, 8 de las dos competiciones coperas de Inglaterra, y 2 de la Liga de Campeones de la UEFA) lo han consolidado como el jugador más laureado en la historia del fútbol inglés.
¿El mejor de la Premier?
Su entrenador, Alex Ferguson, se refirió a él como el mejor jugador en todo el periodo de la Premier League (creada en 1992), mientras que la afición de Old Trafford fue aún más lejos en sus halagos, al elegirlo hace poco el futbolista más grande de la historia del club. Giggs, con su característica modestia, afirmó que, “sinceramente”, no podía creerse que se hubiera impuesto a figuras de la talla de George Best y Bobby Charlton. Sin embargo, aparte de al protagonista, la elección no sorprendió prácticamente a nadie.
“Es mi ídolo", manifestó el capitán del Everton, Phil Neville, sobre su ex compañero de equipo. "Ya sé que el Manchester ha tenido grandes jugadores, pero él lo ha ganado todo y ha batido casi todos los récords, por lo que actualmente se ha quedado solo como uno de los jugadores más grandes que probablemente haya habido jamás. Incluso ahora, todavía sigue ofreciendo unas actuaciones increíbles. Los jugadores jóvenes que necesiten saber cómo plantearse su carrera, deberían fijarse en Ryan Giggs, sin ir más lejos. Él es la verdadera superestrella del fútbol”.
Sin duda, su longevidad le ha servido para superar a jugadores como Best, Eric Cantona y Cristiano Ronaldo, cuyas estrellas también brillaron con fuerza en Old Trafford, pero durante un periodo más corto. Giggs, en todo caso, solamente suscita una profunda admiración en Cantona, por su capacidad para mantener no sólo su nivel de juego, sino también sus ganas.
“Tenemos una personalidad muy diferente”, reflexionó Cantona. “Yo, cuando hago algo, me enamoro de ello muy rápidamente. Soy afortunado porque tengo muchas pasiones, así que para mí no constituye ningún problema pasar de una a otra. Pero admiro a este tipo de personas. Siento admiración por Ryan, porque él sigue jugando con pasión. Lo admiro porque está en las antípodas de mi personalidad. Pasa lo mismo con [Paolo] Maldini, con jugadores de ese estilo”.
La espina clavada
Maldini, otro modelo de profesionalidad que sobrevivió (y prosperó) durante dos décadas en otro de los clubes más grandes del mundo, es quizás el único futbolista de hoy en día cuyos logros pueden compararse con los de Giggs. Aun así, no hace falta recordar a nadie que, mientras que el símbolo del Milan brilló con luz propia en cuatro Copas Mundiales de la FIFA, Giggs se retirará sin haber honrado nunca con su presencia a la máxima competición futbolística.
En un principio, Giggs tenía la posibilidad de representar a Inglaterra, y Bryan Robson (uno de sus ídolos) se lo propuso varias veces para intentar convencerlo. Sin embargo, el joven de Cardiff estaba plenamente decidido a defender los colores de Gales. Ahora, incluso algunos de sus compañeros de selección se preguntan qué podría haber pasado de no haber sido así.
“Está orgulloso de su procedencia galesa, al igual que yo”, afirmó Clayton Blackmore, compañero de Giggs tanto en el fútbol de clubes como en el de selecciones. “Pero si hubiese jugado con Inglaterra durante los siete u ocho años en los que estuvo al cien por cien y bordándolo, tal vez habría sido el mejor jugador de la Copa Mundial”.
El propio Giggs asegura que no se arrepiente de nada. En cierta ocasión declaró a FIFA.com que nunca se había cuestionado aquella decisión prematura: “La Copa Mundial es una competición aparte. En general, los primeros recuerdos de la niñez están asociados a ese campeonato, pero no me quejo. He tenido una bonita carrera y no la cambiaría por nada del mundo”.
No es de extrañar. Con los años, Giggs ha ido adaptándose, mutando de un extremo explosivo y fulgurante a un centrocampista astuto e inteligente, pero el éxito es el único elemento que ha permanecido constante. Incluso en la derrota de anoche, el galés siguió escribiendo la historia, al igualar el récord de Bobby Charlton de 606 partidos ligueros con los Red Devils. Giggs ya poseía desde hace mucho el récord de encuentros en todas las competiciones, tras haber superado los 758 de Charlton el 21 de mayo de 2008 (en un día de lo más oportuno: la noche que conquistó su segundo título de la Liga de Campeones).
Un ejemplo de profesionalismo
Para quienes se pregunten cómo ha conseguido mantenerse tanto tiempo ahí arriba, su entrenador apuntaba a los hábitos saludables de Giggs: abstinencia de alcohol, chocolate y comida rápida; sesiones de yoga dos veces por semana, y tratamientos habituales de osteopatía y acupuntura. Con todo, su eterna hambre de gloria y su aversión hacia la derrota parecen haber tenido una importancia similar. Así lo explicaba Giggs esta misma semana: “El año pasado, por ejemplo, cuando el Chelsea ganó el doblete, son cosas que te pican. No quieres sentirte como el verano pasado. Quieres sentirte como el año anterior, cuando ganaste la liga. Piensas en esos momentos tanto como en las cosas que has ganado. Probablemente más”.
Afortunadamente, Giggs ha desperdiciado muy poco tiempo dándole vueltas a las decepciones. Cuando finalmente cuelgue las botas (y, con un nuevo contrato recién firmado, esa posibilidad no se antoja inminente), lo hará como el jugador más laureado que jamás haya visto Old Trafford y el fútbol inglés.
En nuestro intento por valorar la trayectoria de Giggs en su justa medida, merece la pena fijarse en el contexto en el que hizo su debut hace tantos años. En marzo de 1991, aquella derrota por 0-2 ante el Everton no era algo insólito para un Manchester United que no conocía la victoria en sus últimos siete partidos (y que llevaba casi 25 años sin ganar una liga).
Hoy en día, la sola idea de un Manchester en sequía de éxitos y de un Alex Ferguson amenazado por la destitución parece increíble. Como siempre, Giggs negará que haya tenido ningún mérito en la posterior metamorfosis del equipo, pero su destreza y su regularidad han ayudado a consolidar a su club como la potencia dominante del fútbol inglés, y han afianzado su reputación como uno de los futbolistas más grandes de todos los tiempos.
Uno de los grandes deseos postergados para Ryan Giggs haya sido jugar una Copa del Mundo, en estos 20 años de carrera, el galés no pudo lograr grandes resultados con su selección. De esta forma se suma a la lista de grandes futbolistas que no han podido disputar un Mundial, como George Weah y Jari Litmanen, por nombrar algunos.
FIFA.com
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miércoles, 2 de marzo de 2011
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